Cuadro de texto: La Botica, Revista Literaria

Historia de la botica

Grupo de creación Entrecomillas, año1999.

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Los Orígenes de «La Botica» (La Revista «Rabia»)

«La Botica, revista literaria» se gestó a finales de agosto de 2000.

Rafael Moriel y Jorge Girbau Bustos mantenían una buena amistad, a raíz de su pertenencia al grupo de creación «Entrecomillas», del que participaron hasta su disolución. Aunque Moriel perteneció a la vertiente publicaciones y Girbau a teatro y representaciones, habían colaborado juntos y solían charlar acerca de editar una revista literaria que, a diferencia de Amilamia y Texturas —publicadas en la capital alavesa—, fuese económicamente asequible y con disponibilidad inmediata. Su idea consistía en una publicación en formato A5, cuya distribución incluyera bares artísticos y cafeterías, librerías y otros entornos de acceso para los lectores.

En el grupo «Entrecomillas» se habían editado publicaciones, individuales y de conjunto. La primera de ellas sirvió como presentación del grupo a los medios de comunicación y al público en general, a través de un sobre formato A3 cuya portada incluía ilustraciones, alojando trabajos literarios de sus miembros (formatos con plegados y recortes, papeles a colores, etc.). La publicación resultó un éxito, llegando a instalar un puesto de venta en el mercadillo de los domingos en la «Plaza de España», donde también se vendieron obras individuales, como «49 insignificantes novelas formato microscópico» (libro de microcuentos autoeditado por Moriel, que incluía un cassette), así como poemarios y relatos de José Luis Guillerna.

El siguiente paso era una publicación literaria en toda regla, con formato de revista clásica. El grupo de publicaciones puso en marcha lo que podría denominarse como la antecesora de «La Botica, revista literaria», con el nombre de «Rabia». Resultado del esfuerzo y en formato A4, se publica «RABIA, cuaderno literario del grupo de creación Entrecomillas», con la ayuda de la asociación de vecinos del casco viejo de Vitoria-Gasteiz, Gasteiz-Txiki. La publicación se divide en cinco apartados monográficos: «Rabia», «La ciudad», «La muerte», «Amor/desamor» y «Generaciones», aportando textos en los géneros de poesía y relato breve en 74 páginas.

Corrían tiempos de crisis en el seno de «Entrecomillas». Juan Navidad, fundador del grupo, se trasladó a vivir a Alicante, y el resto de los miembros no parecían interesados en continuar las actividades conjuntas. Por ello, Moriel decidió dejar el grupo.

Nadie sabe con exactitud en qué momento desapareció «Entrecomillas», pero en su decadencia se realizó una errática distribución de la publicación, que apenas tuvo eco. Al desenlace contribuyó notablemente la imposibilidad de continuar ocupando los locales donde el grupo se reunía habitualmente, así como la carencia de un proyecto de conjunto y una falta de liderazgo.

Iniciando «La Botica, Revista Literaria»

En agosto de 2000, Moriel y Girbau atravesaban una mala racha. Los dos habían roto con sus parejas y fue así como una de aquellas tardes en las que paseaban charlando, decidieron llevar a cabo su idea.

 

«Al principio no lo teníamos muy claro, pero fuimos a tomar algo al café «Carusso». Allí nació «La Botica», en las mesas de abajo .

Confeccionamos una lista de escritores vitorianos y nos pusimos en contacto con ellos. Teníamos miedo de que no nos tomaran en serio, así que nos costó algún tiempo decidirnos. El proyecto debía tener una buena base, no estábamos dispuestos a sacar un único número y desaparecer en el olvido. Nuestra publicación debía mejorar las prolongadas esperas de Texturas y Amilamia, con una distribución más acorde, así como una tirada razonable y económica».

 

«La Botica, revista literaria» parte de la necesidad de ocupación de sus fundadores, cuyo mes de agosto se les hacía duro: Girbau necesitaba estar ocupado en algo para distraerse de sus problemas sentimentales y Moriel transcurría su agosto sumido en un no hacer nada.

 

«Buscábamos un nombre para la revista y a mí se me ocurrían continuamente; entre ellos barajamos «La Farmacia, revista literaria», que se me ocurrió entretanto intentaba localizar un medicamento en una farmacia de guardia.

A Jorge pareció gustarle. Más tarde, sería el poeta Mariano Iñigo quien sugiriera el cambio de «La Farmacia» a «La botica», y posteriormente Anabel García Canales bromeó acerca de «La Botica» y una ilustración de una pequeña bota que había diseñado ella misma, definiendo, sin darse cuenta, el logotipo de la publicación».

 

El número cero se publicó, con una tirada de 125 ejemplares encuadernados en canutillo, impresos a ordenador y con diseño de portada a cargo de Alicia González. Con el fin de facilitar su distribución, «La Botica» ofrecía propaganda en su contraportada, promocionando actividades culturales patrocinadas por cafés artísticos, galerías de arte y librerías, como «Café Dublín» y «Café Arte», a cuyo dueño, Michel Martínez Vela, expresamos todo nuestro agradecimiento por la ayuda prestada.

 

«Inicialmente, tuvimos bastantes problemas con la portada, pero gracias a la ayuda del poeta Javier Sánchez, pudimos terminarla». El éxito fue tan grande, que en apenas tres semanas vendimos todos los ejemplares, hasta quedarnos sin el nuestro.

 la Botica en la Imprenta (Número 1)

Desde Octubre de 2000 y en apenas un mes, se agotó la tirada del número cero.

 

«Rápidamente nos pusimos manos a la obra con el número uno. Nuestro objetivo era editarlo en imprenta y para costearlo incluimos propaganda de bares, galerías de arte, etc. Sacrificamos la página de la contraportada: cualquiera que deseara anunciar propaganda podía hacerlo a partir de 5000 pts.

 

Finalmente, nos decidimos por la imprenta Dádiva; su dueño publicaba con periodicidad anual la revista gratuita «Dádiva».

Cándido se interesó por el proyecto: hacía tiempo que se planteaba dejar de publicar su revista literaria. «La Botica» suponía una apertura: poesía, relatos, crítica literaria, ensayos, etc. La distribución prometía y el precio era tan sólo de 300 pts., con 64 páginas y una veintena de escritores. Cándido decidió colaborar, abaratándonos, si cabe, el precio de la tirada.

Contamos con la ayuda de Arantza Iñiguez de Onsoño para la maquetación. La portada corrió a cargo del artista vitoriano Simónides y se realizó una tirada de 550 ejemplares, al módico precio de 300 pts.».

 El Número 2 (maldito mes de julio)

Tres meses después finaliza la maquetación del número dos de «La Botica, revista literaria», realizado enteramente por Rafael Moriel, que a partir de entonces asumiría las labores de edición:

 

«Se me ocurrió incluir fotos en los espacios sobrantes de las páginas, abriendo horizontes entre las letras. Se trataba de realizar monográficos de fotografías, ilustraciones, etc., bajo un tema conceptual como nexo de unión entre las imágenes incluidas, de modo que no guardaran relación con los textos publicados».

 

El primer monográfico giró en torno a la cantante Janis Joplin, bajo el título: «Preciosa Janis, Atractivo y Límite». La portada fue realizada por el artista AFC Mintxo, con una tirada que superó los 570 ejemplares. Moriel y Girbau decidieron ampliar el equipo de redacción, incluyendo al poeta vitoriano Javier Ortiz de Zárate. En un principio barajaron la posibilidad de incorporar a Gustavo Nanclares, aunque finalmente resultó imposible, debido a sus largas estancias en Estados Unidos.

 

«El requisito más importante para formar parte del comité directivo y de redacción era, además de ser autor literario, que fuese una persona joven sin demasiados prejuicios, capaz de enrolarse en un proyecto que requería de un esfuerzo para la distribución y el entendimiento con los comerciantes, que atienden sus negocios para ganar dinero y prosperar con el menor número posible de problemas».

 

Se acordó gratificar a los distribuidores con cincuenta pesetas de cada ejemplar vendido, puesto que había problemas con el pago de los ejemplares dejados al cargo. Algunos comerciantes se hacían los tontos, aduciendo un extravío de los ejemplares.

En Julio de 2001 se publica el número dos de «La Botica, revista literaria». Su venta alcanzó a pagar los plazos de la imprenta, pero el mes de julio (fecha nefasta para presentar proyectos) sumado a los problemas que venían sucediéndose con algunos comerciantes y una falta de entendimiento con la imprenta, obligó a los creadores de la revista a plantearse otros modos de financiarla.

 

«Vendimos un menor número de ejemplares que con el número uno; julio fue un pésimo mes para la revista, que quedó absolutamente eclipsada por el festival de jazz; aunque comenzamos la distribución en julio, pospusimos hasta septiembre la presentación a la prensa, con tan mala suerte que finalmente fue solapada por otras noticias. Decidimos ofrecer la primera página a un dibujante creativo, con el diseño de una bota por temática. David Gotxikoa fue el encargado de estrenar nuestra idea».

Número 3 («Asociación Cultural La Botica»)

Moriel y Girbau decidieron probar suerte con las instituciones. Anteriormente habían presentado tres proyectos a la Diputación Foral de Álava, sin obtener una respuesta afirmativa. Pero no sucedió lo mismo con el número tres. Así nació la «Asociación Cultural La Botica».

Por aquel entonces, Javier Ortiz de Zárate decidió abandonar el comité redactor, por falta de entusiasmo o quizá por no haberse esforzado en encontrar su hueco. La publicación volvía a manos de sus creadores, Moriel y Girbau.

Tras el patrocinio de la Diputación Foral de Álava, «La Botica» se convirtió en una publicación gratuita. Su contraportada quedó libre de propaganda y a partir de entonces pasó a ser ocupada por fotografías de conocidos fotógrafos.

La portada del número tres corrió a cargo del pintor Iban Arroniz, que realizó asimismo el diseño de la bota interior. La contraportada fue cedida a su hermano, el fotógrafo Fernando Arroniz, fallecido posteriormente. El monográfico interno corrió a cargo del dibujante Iván López, con ilustraciones de coches. Publicar bajo el patrocinio de la Diputación Foral de Álava aumentó la tirada hasta los mil ejemplares, facilitando el acceso a la gente de a pie.

Número 4 (3000 Ejemplares)

Fechado en julio de 2002, la portada del número cuatro corrió a cargo del artista Juan López de Ael, con un diseño de contraportada de César San Millán y bota interna por Varenka Girbau. El monográfico interior corrió a cargo del dibujante Iván López.

 

A una tirada inicial de 125 ejemplares, le siguieron 550, 570... hasta 1.000 ejemplares bajo el patrocinio de la Diputación Foral de Álava. Sin embargo y tras la buena acogida del número 3, se decidió ampliar la tirada hasta los 3.000 ejemplares, habida cuenta de la demanda existente. A partir de entonces, «La Botica, revista literaria» comenzó a ser reconocida como la mejor publicación literaria editada en la ciudad.

Número 5 (Retrasos)

El número cinco ve la luz en diciembre de 2002. Su presentación estaba programada para el día 22 de diciembre, aprovechando el último recital literario de la primera jornada de recitales literarios celebrados bajo el patrocinio de Caja Vital Kutxa, en la sala Luis de Ajuria. Sin embargo y a pesar del anuncio en la prensa de acuerdo a las fechas concertadas con la imprenta, finalmente no llegó a tiempo. 

 

 «Jorgito se puso en contacto repetidamente con la imprenta de la diputación, sin obtener una respuesta clara. Nada más comenzar el recital, yo mismo anuncié que no habría ejemplares. Ignorábamos las causas. Adujeron problemas con la portada, que al parecer era impresa en Bilbao».

 

Tras una serie de contratiempos y con un retrasó de mes y medio sobre la fecha prevista, se publica el número cinco. Con una portada a cargo del artista Javier Hernández Landazabal y contraportada  de la fotógrafa Itziar Baigorri (uno de los mejores trabajos de contraportada), la literatura contenida en sus páginas resultó mayormente de carácter poético, con un monográfico interno compuesto por una decena de fotografías relacionadas con el grupo de creación «Entrecomillas», recordando algunas de sus actividades. En el apartado final de la revista, correspondiente a alternativas literarias, figuran sendas entrevistas a los creadores de la revista, Moriel y Girbau, donde ambos reflexionan acerca de lo que «Entrecomillas» significó para «La Botica». El diseño de bota interior corrió a cargo de Betriz Abascal Hermosilla.

Número 6 (recitales literarios)

«El gran éxito de la publicación facilitó que fueran sucediéndose diversos recitales literarios en los que participaban diversos colaboradores, a los que ofrecíamos la oportunidad de recitar sus textos».

 

Las jornadas de recitales literarios patrocinados por Caja Vital Kutxa se sucedieron durante septiembre, octubre, noviembre y diciembre, a razón de un recital por mes, a lo que vino a sumarse otro recital por cada temporada de actividades nocturnas llevadas a cabo en Gauekoak.

Asimismo destacan los recitales literarios celebrados en la cafetería «El Jardín de Fallerina» del Centro Cultural Montehermoso, patrocinados por el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. Los recitales literarios eran amenizados por músicos (guitarra, piano, cello, flauta...), medios audiovisuales, etc.

  

En mayo de 2003 se publica el número seis, con portada del conocido «Álvarez Rabo» y contraportada de Hedurne Herrán.

 

 «A mi juicio, la mejor bota interna hasta la fecha era la de Itziar Baigorri. Realmente, encargamos la ilustración interna de la bota, portada y contraportada a diferentes artistas, y una vez que nos las entregan somos bastante respetuosos con el artista y no entramos en juicios al respecto. Por eso, y aunque estamos encantados con todas las creaciones de artistas plásticos que participaron en la revista, unas nos gustan más que otras».

Número 7 (Monográfico de Jimi Hendrix)

Un año y medio después, tras una auténtica penuria de idas y venidas, la revista publica su séptimo número.

Ambientado en un concepto apreciablemente mayor de prosa que de poesía, con portada de Gustavo Adolfo Almarcha, diseño de la bota de Arantza Iñiguez de Onsoño y contraportada a cargo de Gorka Aguado, incluye un monográfico dedicado a Jimi Hendrix, a través de una veintena de fotografías y un artículo biográfico, escrito por Rafael Moriel.

 

«A pesar de que se realizaban siempre pruebas de impresión y éstas eran satisfactorias, nos tenían acostumbrados a que algo no apareciera en la revista tal y como debía aparecer. Algunas veces una fotografía era cambiada por otra, o aparecía más pequeña, etc. En cualquier caso, a mí me ponía de los nervios y el disgusto se me tardaba en pasar al menos una semana; Jorgito lo llevaba mejor. Así que ya estábamos acostumbrados a los imprevistos y no nos sorprendió comprobar que la portada de Gustavo, que originalmente poseía un fondo verdoso, salió de imprenta con un extraño tono marrón. Las imprentas acostumbran a destrozar los colores, de modo que cuando ojeamos un libro con ilustraciones de cuadros, en ocasiones no tienen nada que ver con el original. 

Al que no le hizo gracia fue a Gustavo Adolfo Almarcha, su creador, que anduvo bastante mosqueado».

 

Más tarde, «La Botica, revista literaria» atraviesa el peor de sus momentos: un periodo de dos años sin ver la luz, hasta casi desaparecer. Los motivos de la no edición de «La Botica» responden a causas institucionales; así, el verdadero motivo por el que no se pudo editar la revista durante todo este tiempo parece ser debido a una falta de presupuestos. La Diputación Foral de Álava retiró todas las publicaciones que en ese momento estaba editando. Los promotores de la revista intentaron obtener una subvención para imprimirla en una imprenta de pago, lo cual resultó imposible.

 

«Nuestro proyecto literario, sin ánimo de lucro y extensamente conocido, estuvo a punto de desaparecer; de la noche a la mañana y sin razón lógica. Así, incluso un encargado de la imprenta se lamentaba de que el proyecto estuviera parado, comprometiéndose a defenderlo en solitario. Sin embargo, meses más tarde pudimos ver cómo todo quedaba en agua de borrajas. Tan sólo recibimos un «no» por teléfono. Durante todo este tiempo jamás perdimos la paciencia, y barajábamos dos planes «B», que por suerte no nos vimos forzados a utilizar».

 

Finalmente, tras presentar el proyecto al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, éste muestra su interés y decide subvencionarlo íntegramente. Más tarde se pondría de acuerdo con la Diputación Foral de Álava, firmando un convenio mediante el cual se comprometían a editar dos números por año, durante los meses de mayo y diciembre, con una tirada de 3.500 ejemplares.

Número 9 (Problema Superado)

En diciembre de 2.006 se publica el número nueve. Con una portada diseñada por el entrañable pintor Jimeno Mateo y contraportada del fotógrafo Juan Manuel Molins, diseño de la bota interna a cargo del dibujante Neftalí Campos, el número incluye un reportaje monográfico de los perros recluidos en la Perrera Municipal de Vitoria-Gasteiz, a través de casi una veintena de fotografías, así como una extensa entrevista a un miembro voluntario de la Asociación Protectora de Animales, Martín Martín Molinero.

 

«Equilibrado en prosa y poesía, el número de participantes supera la cifra respecto a números anteriores, alcanzando los 23».

Número 10 (Hemos Llegado)

El número diez se publica en septiembre de 2007. Con una portada diseñada por el escultor y pintor  Jorge Girbau y contraportada del artista Ernesto Esparza, la bota interna corrió a cargo del dibujante Alfonso López Altuna.

Moriel y Girbau deciden dedicar la última página de la revista a una «página solidaria», que en este caso inluyó una serie de normas orientadas a deshacer este mundo tan globalizado.

Número 11 (Monográfico a Cargo de Pacientes Psiquiátricos)

El número 11 de la revista se publica en abril de 2008. La portada fue diseñada por la artista Ainhoa Negro Puls y la contraportada corrió a cargo del fotógrafo Cristobal Baigorri Uribe, con ilustración de la bota interna por Javier Artún. El monográfico interno se corresponde con una serie de pinturas realizadas por pacientes del Hospital Psiquiátrico de Vitoria-Gasteiz. Mayormente poético, el número once reúne a más de una veintena de creadores.

Número 12 (Cómic Central y Ediciones «La Botica»)

En febrero de 2009 se publica el número con la portada más graciosa y divertida de todos los publicados hasta entonces.

Por idea del pintor Javier Girbau se organizó un concurso de pintura entre los usuarios del servicio «pacientes del servicio de rehabilitación comunitaria de Álava-Osakidetza», de modo que ellos fueron los encargados de seleccionar la portada y la bota interna de la revista. En el monográfico interno se agregaron algunas de las pinturas sobrantes. Con contraportada de Ana Valdeolivas, La Botica supera su propio récord, aglutinando en un solo número a más de treinta colaboradores.

Moriel y Girbau decidieron dedicar las dos páginas centrales a un dibujante de cómic. Óscar Blanco estrenó la idea con «El Hombre del Pepino en el Ojo». Cabe destacar la aportación literaria de Javier Girbau «Arte bruto, exteriorización del mundo interior».

Meses antes, en septiembre de 2008, La Botica se estrena como editorial, publicando el libro «Cinco Voces», donde comparten páginas cinco de sus colaboradores habituales.

Número 13 (Cómic central y Ediciones «La Botica»)

En julio de 2009 se publica el número trece, con portada de Nieves Gómez Freilú, contraportada de Maite Osés y diseño de bota interna a cargo de Arianne Alzola.

Equiparado en prosa y poesía, el número promociona los trabajos literarios de una veintena de autores, incluyendo un artículo en la sección «Alternativas Literarias», escrito por Koldo Mendaza (profesor de fotografía de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria-Gasteiz), acompañado de un monográfico de fotografías a cargo de los alumnos del centro.

La publicación del número trece se acompaña del segundo libro publicado por «Ediciones La Botica», que aglutina los trabajos de otros cinco colaboradores habituales de la publicación. Bajo el título «Demasiada Realidad», se perfila como una apuesta independiente e innovadora.

Número 14 (Ediciones «La Botica» publica un segundo libro)

Mayormente poético, el número catorce se publica en diciembre de 2009, con portada de Varenka Girbau, contraportada de Arrante Remón Merino y diseño de bota interna de Óscar Blanco, incluyendo en «Alternativas Literarias» un artículo relativo a los espacios expositivos de la Escuela de Artes y Oficios.

Número 15 (Décimo Aniversario)

En julio de 2010 se publica el número quince de «La Botica, revista literaria». Con portada de Ánder Garroso y contraportada de Ainhoa Bonifacio Salazar, la bota interna corre a cargo de Sara Morante.

El monográfico interno hace un recorrido por la historia de «La Botica, revista literaria», presentando las portadas y contraportadas de los números editados. Los cómics de Óscar Blanco continúan protagonizando las páginas centrales de la revista, que en este caso incluye más poesía que prosa.

Conmemorando el décimo aniversario de la publicación, el día 11-12-2010 se lleva a cabo un recital en el bar Orient Express de Vitoria-Gasteiz, en el que recitan 8 colaboradores habituales de la revista, acompañados por 2 músicos.

 

Pincha en los enlaces para ver el recital:

 

Bar Orient Express (1ª parte)

Bar Orient Express (2ª parte)

Bar Orient Express (3ª parte)

Bar Orient Express (4ª parte)

 

Número 16 (Décimo Aniversario)

En diciembre de 2010 se publica el número 16 de «La Botica, revista literaria». Con portada de Samara Hoad, contraportada de Garazi Bravo y bota interna a cargo de Lorena Sevillano Salaberria, La Botica continúa promocionando la literatura de nuevos autores.

Número 17 (Último Número Editado)

En noviembre de 2011 se publica el número 17 de «La Botica, revista literaria». La presentación tiene lugar en el bar Green Bay de Vitoria, mediante un recital literario en el que participan numerosos colaboradores habituales de la revista, y músicos habituales en los recitales. Con portada de Ana Sánchez Serrano y contraportada de Cristina Berasategi Verástegui, la bota interna estuvo a cargo de Cristina Ezquerra.

 

Finalmente, la dificultad de financiación de la revista, derivada de la crisis económica, supuso la liquidación de la asociación cultural y la publicación de nuestra revista literaria. Actualmente las instituciones dificultan tanto la gestión de las asociaciones, que ya no merece la pena el esfuerzo. Además, desde hacía varios años yo venía ejerciendo la casi totalidad de labores en la revista: edición, corrección, maquetación (incluyendo los libros), y sólo recibía algo de apoyo en la distribución de la mitad de los ejemplares. Mi compañero había abandonado los intereses de un trabajo en equipo. Llegué a volcar todo mi tiempo libre en los intereses de la asociación y por eso los proyectos continuaban saliendo adelante, siendo partidario de contar con más personas ejecutoras de tareas diversas, tarea que no se me permitió llevar a cabo. Así que como dice el dicho, no hay mal que por bien no venga: a día de hoy estoy muy satisfecho de la labor realizada durante todos estos años, en beneficio de la literatura y sus autores.

 

En Vitoria-Gasteiz jamás hubo otra revista literaria con tanto éxito. Nadie abrió tantas puertas ni ofreció oportunidades a gente desconocida o sugirió tan buenas ideas. Me doy pues por satisfecho, con la total seguridad de que estuvo muy bien mientras duró. Haber sido punteros y comprobar cómo marcamos varias líneas de acción que hoy en día otros siguen, es todo un honor para mí.

 

«La Botica, revista literaria» fue una publicación orientada a la promoción de autores interesados en publicar su obra literaria. En ella también participaron desinteresadamente escritores como Rosa Regàs (premio planeta), Toti Martínez de lezea, Antonio Altarriba, Patxi Zubizarreta o Iban Zaldua, así como los periodistas Carlos Pérez Uralde o Joseba Fiestras y otros escritores de diverso peso que imprimieron fuerza a través de su empeño».

 

Rafael Moriel  (fundador, co-director, redactor y presidente de la asociación)

(31-05-2013)